DISCURSO DEL DEFENSOR DEL PUEBLO DE COLOMBIA, CARLOS CAMARGO ASSIS, AL CONCLUIR EL ENCUENTRO INTERNACIONAL DE DEFENSORES DEL PUEBLO. MIGRACIÓN Y REFUGIO: DERECHOS EN RIESGO.

En estos días hemos tenido la invaluable oportunidad de trabajar, compartir experiencias, intercambiar criterios y proyectarnos hacia el futuro. Quiero agradecerles a todas y todos los presentes por sus aportes y por la oportunidad de este valioso espacio de diálogo y construcción, en favor de los derechos de las personas migrantes. Lo importante es que no nos quedamos en los diagnósticos sino que nos pusimos tareas y eso es muy importante, eso es lo que espera la gente de nosotros.

En estos días de intenso trabajo tuvimos la oportunidad de oír testimonios y rememorar nuestra propia historia familiar.

En este marco quiero resaltar las imágenes del video mostrado por el Defensor del Pueblo de la República de Panamá, Eduardo Leblanc, en el que impacta el rostro de una niña migrante agotada, que llega a un punto inhóspito de la selva del Darién luego de recorrer esos caminos embarrados, empinados y en donde incluso muchos migrantes han perdido sus vidas.

El intercambio de información sobre las personas en movilidad humana que cruzan por nuestros países y el intenso trabajo en este “Encuentro Internacional de Defensores del Pueblo, Migración y Refugio: Derechos en Riesgo”, es un impulso a la generación de acuerdos para formular y desarrollar acciones conjuntas como Instituciones Nacionales de Derechos Humanos que protejan los derechos de los migrantes y también de las comunidades de acogida que, además, nos ha dejado enseñanzas importantes.

Una de ellas es que la empatía es un valor primordial cuando trabajamos por los derechos humanos. Un valor que nos permite sentir como el otro. En la pandemia que vivimos como humanidad entendimos lo importante que es contar y sentir al otro. Nadie se salva solo. Nadie es una isla. Todos hacemos parte de un enmarañado tejido en donde todos tenemos que ver con todos.

Fue maravillo escuchar a Juan Gossaín rememorando que su padre aprendió el idioma español leyendo un diccionario o al defensor Leblanc contando que su padre llegó de Francia y que su esposa es bogotana o que de 5,4 millones de refugiados y migrantes provenientes desde Venezuela, aproximadamente 4,6 millones se encuentran en Latinoamérica, nos muestra que muchos conocidos han sido migrantes o que conocemos a alguien que se fue para encontrar un mejor futuro o que no nos quedamos quietos en un mundo siempre en movimiento.

Fue maravilloso oír que Bertha Anderson, Jefe de Compromiso Público de la Oficina del Ombudsman de los Estados Unidos, llegó como migrante y ahora está liderando una labor tan importante en su país, ella es un ejemplo de cómo la búsqueda de un mejor futuro personal o para sus familias es un derecho que debemos respetar y que muchas veces termina en historias de superación.

Debemos entender la migración en forma diferente. Entender que historias similares a las que muchos viven hoy las vivieron nuestros propios ancestros permitiéndonos con su decisión estar en donde estamos hoy. Esa es una de las tantas razones por las cuales afrontar nuevos caminos para buscar mejor calidad de vida no debería ser visto por nadie como un delito, una causa de xenofobia o una razón para señalar al migrante considerando injustamente que es una persona sin derechos.

Al contrario, como lo reiteró Blanca Sarahí Izaguirre, Comisionada para los Derechos Humanos de Honduras, “los países tienen la obligación de no estigmatizar, porque migrar es un derecho humano”.

Y esto nos trae nuevos retos. Ana Borges Coelho Santos, Subprocuradora General de Justicia del Ministerio Público Federal de Brasil, e Ismael Rins, Defensor del Pueblo de Río Cuarto, en Córdoba, Argentina, nos contaron que luchan a diario porque algunos ciudadanos no vean al migrante como el otro, el rechazado, el que los amenaza en su territorio y su soberanía, y tratan de acallar esos peligrosos discursos xenofóbicos y de aporofobia desde la defensa de los derechos humanos.

Esa labor la replicamos en nuestros países. Debemos entender que como Defensores del Pueblo no estamos solos. La historia nos dio la responsabilidad de unirnos para que la voz sea más fuerte y para eso se requieren acciones articuladas entre todos los países, no es asunto de uno u otro Estado.

De manera unilateral no se resuelve este fenómeno migratorio. Es necesaria una respuesta multilateral, regional, trasnacional. Es imperativo considerar la implementación de las políticas migratorias seguras y ordenadas, bajo los principios de solidaridad y humanidad, y garantizando el respeto del principio de igualdad y no discriminación.

Este desafío, como tantos otros que vivimos hoy, no se soluciona en forma aislada, requerimos del consenso, la inteligencia y la capacidad de acción de todos. La palabra clave en esta materia es corresponsabilidad. La humanidad nos observa y no podemos ser indiferentes a esa mirada que nos cuestiona.

Y es un objetivo que también se debe dar entre sociedad civil y las instituciones dentro de cada país. Acá tuvimos la oportunidad de que gobernadores, alcaldes, funcionarios y legisladores colombianos nos hablaran de la necesidad de una articulación interna mucho más adecuada para que los migrantes estén en igualdad de condiciones. Ese es un desafío en cuanto a políticas públicas. Un desafío que estoy seguro que no es solo nuestro, sino que viven también las autoridades regionales de cada uno de sus países.

La Defensoría del Pueblo ha acompañado, y continuará acompañando, a los migrantes para una respuesta socioeconómica en condiciones dignas por parte de las autoridades locales y nacionales. En el mismo sentido, seguiremos apoyando la caracterización de esta población, corroborando la existencia de personas en condiciones de discapacidad o diversidad funcional, personas mayores, mujeres en gestación o en periodo de lactancia, y niños, niñas y adolescentes.

Hoy la población migrante proveniente de Venezuela y que está en Colombia ha sido incluida en el Registro Único de Migrantes Venezolanos como parte del proceso de acceso al Estatuto Temporal de Protección a Migrantes Venezolanos, con la finalidad de regularizar su permanencia en el país y generar la inclusión local. Se trata de una medida orientada por el respeto a la dignidad de la persona y sus derechos fundamentales, que si bien tiene algunos desafíos, es un gran paso.

Señor Presidente, hoy, en nombre de las miles de familias venezolanas con las cuales la Defensoría y este Defensor en particular tienen permanente contacto, quiero darle las Gracias. La decisión que su gobierno tomo era lo acertado, lo decente, los solidario y lo humanitario. La posteridad sabrá valorarlo en la medida en que un acto de esos se lo merece.

Gracias porque más allá del impresionante número de 1,4 millones de venezolanos que ya hacen parte del Estatuto Temporal de Protección, la semana pasada vimos cómo usted entregó el primer documento de identificación y esos gestos que muchas veces pasan desapercibidos son sin embargo muy significativos para la vida de las personas que se benefician con esas decisiones.

Este documento, no solo contiene unos datos de identificación básicos. Es un mecanismo de dignificación humana, y un mensaje claro de que en Colombia no hay personas de diferente nivel, que todos, sin importar la nacionalidad, permanecemos iguales ante la ley y que debemos empezar a materializar las segundas oportunidades. Ese documento se debe traducir en el mejoramiento de las condiciones de vida de tantos migrantes que conocemos a diario y que se encuentran en precarias situaciones.

De igual forma, son buenos ejemplos la inmunización de la mayoría de las personas con la vacuna contra el COVID-19 y las jornadas de salud para hombres, mujeres gestantes y menores de edad.

Consideramos que estas buenas prácticas son un ejercicio a replicar, porque se refleja la sinergia entre las Instituciones Nacionales de Derechos Humanos, las entidades públicas y las organizaciones internacionales, donde además convergen personas migrantes, refugiadas y comunidades de acogida hacia un proceso de integración local y soluciones duraderas.

A corto plazo, después de la respuesta humanitaria, se debe propender por la regularización vinculándolos a la legalidad con el fin de lograr su bienestar y dinamizar las economías de los países receptores.

En ese sentido, cobra mayor relevancia que el Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, en su visita a nuestro país haya dicho que ante el tema de la migración “ninguno de nuestros países, si lo aborda solo, tendrá éxito. Tenemos que tener un sentido de responsabilidad compartida y acción común”.

Asimismo, es muy importante que se haya realizado ayer la Conferencia Ministerial sobre Migración, una reunión que congrega a los ministros de relaciones Exteriores de las Américas en donde se abordaron temas como la crisis migratoria que afrontan los municipios en la frontera, que es un asunto bien conocido en Estados Unidos.

Ustedes saben que los flujos migratorios provenientes de África, Haití y Venezuela significan una situación humanitaria sin precedentes, que debe estar en la agenda de todas las organizaciones y gobiernos.

Por todo esto y dada la relevancia de la situación que estamos afrontando, le solicito señor Presidente tener en cuenta todas las conclusiones de este Encuentro internacional de Defensores del Pueblo y tomarlas a consideración como insumos para la protección de los derechos humanos de la población migrante, y a llevarlas a los demás espacios de integración de america latina para que otros gobiernos del continente también lo conozcan y lo tengan en cuenta.

Son acciones urgentes, si tenemos en cuenta que el paso de migrantes es una realidad que va a aumentar.

Ya no serán solo las causas sociales, políticas o económicas, sino que, como se concluyó en nuestro panel ‘Riesgos asociados a los procesos migratorios’, serán otros los orígenes de la migración, como el cambio climático o la falta de terrenos para cultivar.

Ante ese panorama, ¿cómo no preocuparse de lo que será el futuro de los niños, niñas y adolescentes, si desde ya están sufriendo las penurias de los duros caminos de la migración?

Solo como ejemplo, es urgente proteger al 44% de la población venezolana menor de 14 años que transita entre los países. Matilde Cobeña, Adjunta para la Niñez y Adolescencia de la Defensoría del Pueblo de Perú, enfatizó en que los niños, niñas y adolescentes tienen grandes riesgos, por ejemplo, en su país, por la falta de atención médica o las múltiples trabas o trámites para acceder a educación.

Felipe Cortés, de Save the Children, nos dijo algo muy importante: “Los primeros que pierden en una guerra son los niños”. Es una frase muy cierta que se aplica también a los niños migrantes. Son ellos quienes además de los viajes en terrenos extremos, se convierten en víctimas porque no tienen acceso a la salud o a la educación y, además, sufren de otros graves problemas como la depresión, la deserción, el trabajo infantil, la violencia sexual y el reclutamiento forzado. Así lo contaron en los centros de ayuda sicosocial a los migrantes, de cuyo trabajo nos informó Gilles Bertrand, Embajador de la Unión Europea en Colombia.

Allí también han atendido a las mujeres migrantes. Ser mujer representa una carga adicional, se vuelven más vulnerables en estos movimientos migratorios mixtos, son víctimas de las redes de tráfico, de trata de personas, explotación sexual y laboral, también acceden a ejercer el sexo por supervivencia, como lo dijo Iván Jiménez, Coordinador del Programa Emergencia y Estabilización de la Organización Internacional para las Migraciones, OIM.

Sería útil incidir ante los gobiernos para atender el fenómeno migratorio desde la trasversalidad, y esto es garantizar la atención a la población como la niñez, a las mujeres o a las personas con orientación sexual e identidad de género diversas.

Hay experiencias organizativas de mujeres que a pesar de ser víctimas e instrumentalizadas por redes de tráfico, han logrado salir adelante y reinventarse, estas buenas prácticas pueden ser replicadas por parte de las instituciones nacionales de derechos humanos.

En estas jornadas diversos panelistas hicieron énfasis en la necesidad de escuchar las voces de las niñas, niños y adolescente migrantes para ser incluidas en los planes de respuesta y protección, a diferencia de la visión adultocéntrica actual. A propósito, hoy he sido designado por la RINDHCA como candidato para el cargo como Presidente de la Alianza Global de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos, GANHRI, a efecto de complementar el periodo correspondiente hasta marzo de 2022, por lo cual estoy comprometido a seguir trabajando en la promoción y divulgación de los derechos humanos.

Con estos desafíos a la vida, seguridad e integridad, desde las Defensorías del Pueblo hacemos un llamado a los Estados a que se observen los postulados del Pacto Internacional para una Migración Segura, Ordenada y Regular desde la base de la soberanía, la responsabilidad compartida con un énfasis en la mutualidad, incluyendo la cooperación internacional hacia mejores condiciones que minimicen los riesgos y favorezcan la movilidad e integración local con base en la persona y dignidad humana. Hacemos un llamado también a la comunidad internacional y a los sistemas internacionales y regionales de protección de los derechos humanos para reforzar la asistencia y el acompañamiento técnico, financiero y humano para atender esta problemática.

Hoy, 17 defensorías del pueblo presentes en este encuentro hemos acordado una declaración conjunta, en la cual refrendamos nuestro compromiso para trabajar, en función de nuestro mandato para la defensa de los derechos humanos, de manera conjunta y regional. ¡Enhorabuena por los migrantes!

El tiempo no me permite retomar ejemplos de las frases, las experiencias y los excelentes postulados que ustedes nos han dejado en estos dos días; pero a todos quiero decirles gracias… gracias estimados invitados por habernos acompañado, sigo con ustedes trabajando y esperamos volver a encontrarnos muy pronto.